Y no
consigo que caigan las lágrimas que estos últimos días siento dentro de mí. Quizás
me las gastaron. Quizás las gastaron las ganas de sonreír y sentir. Quizás la
gasto la ilusión por provocar esa sonrisa que tanto me impacto desde el primer
momento en el que la vi. Quizás el recuerdo de aquella primera noche o de aquel
siguiente día. Quizás había resultado demasiado bonito para ser real. Quizás no
lo merezca. No le merezca. O quizás no me merezca.
Ahora me
quedo solo en el quizás. En el qué hubiera pasado. Me quedo con los recuerdos,
con las sonrisas, con la complicidad, con él. Porque no se va a ir. Porque había
llegado donde hacía mucho que no llegaba nadie. Porque me plantee cosas después
de solo dos días. Porque desapareció. Porque desapareciste, porque me dejaste sin
ninguna explicación.