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Gracias por detener tus pasos en este lugar. Antes de aceptar el tiket de entrada, has de saber que aqui encontraras un buena parte de mi mundo del que, apartir de ahora, entrarás a formar parte...

miércoles, 30 de junio de 2010

30 J


La noche prometía. Los planes habían surgido hacía casi un mes. Cada tarde nos brillaban los ojos y se nos escapaban sonrisas de niñas traviesas por la aventurilla que planeábamos, mientras hacíamos una cuenta atrás que parecía no tener fin, mientras nos prohibíamos las unas a las otras planear demasiado por miedo a que fallara todo.

Jueves… viernes… SABADO. Millones de nervios, millones de detalles en casa para no levantar la más mínima sorpresa y pijamas en una maleta que solo salieron a la luz en la primera parte de la noche para no manchar la camiseta de salir. Pizzas, coca cola, confesiones y sesión de fotos con gafas de abuelito…

Silencio sepulcral, bostezo y fin de llamada. Minutos de silencio. COMENZAMOS. Caminamos sobre tacones poco acostumbradas, nos ponemos gafas de sol por la noche y avanzamos hacia nuestro destino: bailar como locas desenfrenadas. Disfrutar de la noche y de nosotras entre nosotras. Rastrillos, palas y cacharros en cubos de playa eran la tónica ambiente de la noche. Caras conocidas y caras por conocer. De repente, tú. Aquel que conocía y no sabía. Malas presentaciones me hicieron confundir que, sumadas a fotos que nunca salieron a la luz, marcan un primer encuentro; un primer encuentro en el que, misteriosamente, se apagaron todas las luces del local más de moda, primer encuentro que recuerdo con cariño, primer encuentro que pasó a la historia entre las chicas... como el 30J….

viernes, 25 de junio de 2010

Apagaste las luces de un local entero .......


Un día, sin esperarlo, mi sonrisa cambió de dueño. Nos ocultamos del mundo, nos descubrieron y descubrí tu identidad; pero no fui consciente de que tu embrujo, para robarme el corazón, por cierto de manera involuntaria, había comenzado. Apagaste las luces de un local entero solo para que nuestros labios volvieran a coincidir. Tiempo después han vuelto a hacerlo. Los míos con miedo, pero si se me permite el atrevimiento con más ganas que nunca, con más miedo que nunca.
Un día me robaron tus caricias, tus abrazos y tus miradas cómplices. Hoy sueño con mini-tener aquello que un día soñé tan lejano.
Postrada en mi cama con las lágrimas resecas, intento recordar todas esas cosas que me has dicho y con las que has conseguido que se me erice la piel, con las que has hecho que mantenga mi esperanza más fuerte que nunca. Esa que me acompaña y a veces me abandona cuando alguna mente, sin malas intenciones pero con mucha sinceridad, me recuerda que ya he aguantado demasiado. No por ti. Nunca demasiado por ti. Algo me dijo en su momento y me sigue diciendo que merece y mereces la pena. Que estas lágrimas hoy resecas sin saber muy bien a que sentimientos acompañan, un día me harán recordad las absurdas dudas.
Sonrío. Me siento tonta. Cuento mis sueños como si en el fondo no pensara que eso no va a pasar nunca; como si no dudara de que algún día me sonreirás en público, me llevarás de la mano y, tal vez, me des un beso que me lleve a los mundos más lejanos.

viernes, 11 de junio de 2010

hago chasss...*


Y a veces los contratos surgen solamente de la idea de no tener que mirar un reloj, de la idea de compartir momentos que no obliguen a nada, que solo obliguen a sentir y dejarse sentir. Momentos en los que no se permita pensar, solo dejarse llevar.
Y es que hace tiempo que no dejamos llevar sin saber muy bien cual sera nuestro destino, sin saber a donde nos llevarán esos pasos que hace tiempo no dirigimos.
Con mi bata blanca, sentada en una silla igual que el resto, se me escapa la mirada hacia esa ventana que me invita a soñar, a soñar lejos. Sonrío, soy consciente. La historia en sí me hace sonreír. Tú me haces sonreír. Tu culpa.
El pequeño café durante mi descanso ha despertado a la rezagadas neuronas que aun permanecían dormidas. Sigo sonriendo; recordar las confesiones de altas horas de la madrugada lo provocan, recordar contratos escritos a mano con clausulas que no quiero firmar, pero que firmo para poder soñar...