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martes, 26 de octubre de 2010

alguien...*


No quiero a alguien que me diga lo que quiero oír. Quiero a alguien que me diga la verdad, le gusta más la fada azul que la negra, que me queda mejor el pelo suelto que recogido y que le gusta verme recién salida de la ducha con un moño bien alto, la cara relavada y la toalla como traje.

Quiero a alguien al que le pueda contar lo que me preocupa y alguien que confíe en mí y me cuente sus dudas. Alguien que no tema decirme que no, cuando lo sienta de verdad; que sepa que no me enfado por tonterías y que, si un día lo hago, recuerde que con un simple beso se me olvida.

Alguien que quiera perderse por nuevos lugares conmigo y que se dedique a robarme fotos cuando me pille despistada solo para verme quejarme después.

Alguien que de vez en cuando quiera sorprenderme con cualquier detalle argumentando que solo lo hace porque le gusta ver y provocar mi sonrisa.

Alguien que un sábado me lleve el desayuno a la cama haciéndome chantaje para no sentirse culpable cuando me diga que se va al futbol con sus amigos, pero sobretodo alguien que sepa que no me hacen falta ese tipo de cosas.

Alguien que quiera salir con sus amigos pero que no se vaya a casa a gusto si no me ha visto antes. Alguien que si no me acompaña no se quede tranquilo hasta que le dé el toque de llegada.

Alguien que sea capaz de aguantar un café de chicas aunque solo sea un día para demostrarme que le importan mis tonterías.

Alguien que me sorprenda apareciendo en el lugar que menos espero solo para darme los buenos días o las buenas noches.

Alguien para el que yo sea tan solo un poquito especial.

Alguien que no me lo dé todo porque sabe que me aburriré, pero que tampoco se aproveche de ello. Alguien que me pinche, que me haga cosquillas, que finja enfados y se esconda debajo de la almohada solo para tener una excusa para reconciliarnos.

Alguien que coja aceite y me ofrezca un masaje, pero que luego me reclame el suyo.

Alguien que me bese y me lleve lejos pero que me abrace con fuerza para que no me vaya.

martes, 5 de octubre de 2010

no puedo ir...*


Ella baja las escaleras con las maletas en la mano, nerviosa por el viaje que se le plantea… Necesita decírselo.

-Un momento…

-¿Pasa algo?

-Es que… me dijiste que tuviera fe, pero no consigo encontrarla y necesito una señal

-¿Cómo en esas películas religiosas? ¿Una voz del cielo?

-Solo dime que me quieres, no tienes que contárselo a tu madre, ni al mundo entero, solo a mí…

-….. (silencio)

-No puedo ir