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miércoles, 27 de enero de 2010

De esas....

No soy de las personas que dicen las cosas que pueden no gustar. Soy de las que me callo. De las que doy un trago más al café y se queda pensativa. De las que deja que la luz de las farolas la ilumine a través del cristal y deja su mirada perdida. De las que sonríe esperando que se la entienda sin hablar. Soy de esas.

De las que no se consideran mi mejor ni peor, solo diferente; pese a la poca humildad que dicho comentario refleje. No quiero ser la primera en nada, ni tampoco la última. Solo quiero ser esa. Esa que no haga pensar, y a la que no se le tenga miedo. Esa con la que en cualquier momento puedas recogerte entre sus brazos y dejar de pensar en el tiempo, en las consecuencias, en el pasado y en el futuro. Esa con la que ni siquiera pienses en el presente, solo dejes que ocurra, que te sorprenda.

Esa que te sirva como consuelo exterior al mundo diario que te rodea. Esa que sirva para evadirte de la cruel realidad. Esa para la que no sean necesarias las explicaciones. Esa que está ahí, casi, incondicionalmente.

Esa que deja que la luz de las farolas la ilumine a través del cristal y deja su mirada perdida, sonriendo, esperando a que se la entienda sin hablar.

viernes, 22 de enero de 2010

Por una nueva etapa sin olvidarte....


Y asi comenzaba un año que dejaba atrás otro…

Cerrar los ojos intentando recordar todas las cosas buenas que estoy viviendo y solo recordar las buenas que pasé contigo. Que alguna vez ya he dicho que no se qué droga me echaste en la bebida, pero es que sigue haciéndome efecto. El efecto que hace que te recuerde y que piense en ti. Que añore tus abrazos y necesite tus labios. Que precise de cada mirada complice y de cada momento de risas compartidas.
Que no pensé que fuera a encontrar lo que quería tan lejos y tan imposible. Tan simplemente complicado. No es fácil ser consciente y reconocerlo a sabiendas de que no vas a ganar nada con ello.
Recuerdo como, después de aquella cuenta atrás tan lenta, llego el día de coger un bus, que casi pierdo; que me llevara a tus brazos. A esos brazos que añoro.
De vez en cuando alguien me dice que quizás no me he enamorado nunca, reconzco que yo también he llegado a pensarlo.
Pero lo pienso hasta que pienso en ti. En aquel niño que en una playa se preocupó por mi.
¿Por qué me martirizo pensando en ti? ¿Por qué me gusta llorar por tì? ¿Por qué me gusta recordar cómo te vi después de tanto tiempo en aquella larga calle, cómo me sonrerías, cómo me abrazaste, cómo me besaste? ¿Por qué?
¿Alguna vez te habrás vuelto a pasar por este baúl en el que guardo las cartas que no te mando? ¿Cómo decirte que te escribo sin decirtelo? ¿Por qué a ninguna de ellas se les ocurre comentartelo sin que yo lo pida?
Hace ya tres meses que no te veo. Pero ¿sabes? Estoy segura de que si pasaramos el uno al lado del otro, sin vernos, sentiría ese cosquilleo en mi estomago, esas mariposas que me dicen que eres especial y que no te voy a olvidar.
Te dije que tenia fuerzas par remar por los dos siempre y cuando no remaras tu en la direccion contraría al camino que nos unía. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué no te cruzaste de brazos y dejaste que tirara yo? Lo hubiera hecho. Siento que, por ti, lo hubiera hecho. Por ti. Siento que podría haber cambiado por ti, por nosotros. Por sentirme una vez mas como me sentia cuando estaba contigo, rodeada por tus brazos sin parar de pensar en el tiempo que algún día nos separaría. Por oir de tus labios un “yo remo contigo”.


Pero pasan los días y me hago consciente o intento convencerme de la locura de mis palabras. De lo…inútiles que son. Por eso, cuando aparece gente que me hace sonreir me gusta llevarlos a un mundo lejano en el que “esta prohibido tener miedo y pensar; y sobre todo dar las gracias".